Gracias por todo, Loco.

Por Chino Moreno Toledo. (Desde Concepción - Chile)

Si me preguntan a mí, el por qué se fue Marcelo Alberto Bielsa, un técnico revolucionario, metódico, cabezón y demasiado trabajólico, es simple: por un nefasto manejo y, de paso, un pésimo sistema de gestión.  Es imposible negociar con un Sergio Jadue, quien recién lleva un par de años como directivo en el fútbol de un club chico en el fútbol chileno como La Calera y, sin duda, demostró que no está para gruñir entre felinos de peso, sino que con puros gatos.



El “Loco” Bielsa ayudó a un país en todo sentido, pero, por sobre todo, fue el trampolín para que la gente se creyera el cuento. Sí, un país lleno de malas ondas, con un fútbol básico, sin magia y en una profunda crisis deportiva. Pero llegó él, con ideas revolucionarias, su equipo de trabajo y, de inmediato, la misión fue trabajo, trabajo y más trabajo.

Venía de una auto-marginación con Argentina, tras su fracaso con la albiceleste en Korea-Japón 2002, pero el rosarino dio vuelta la página y sembró algo que para un futbolero es básico: la ilusión. Sin ilusión, no hay sueños y sin éstos no existe la alegría. Pensar en qué, algún día, Chile iba a estar metido entre los grandes del continente no aparecía en el cuaderno ni del más fanático. Pero él, entre sus estadísticas, planes de trabajo y cuanta cosa más tenía la convicción de que lo iba a lograr y así fue.

El trabajo de visita, la exhausta preparación y la meticulosidad fueron claves para el regreso glorioso de la “Roja” a las lides mundiales. Salir segundos en las Clasificatorias, llegar a los jóvenes a triunfar en el ‘Esperanzas de Toulón’, llegar a un Mundial y salir décimos basta para un país carente de triunfos deportivos en el fútbol.

El 'loco' cuando todo era felicidad...

Otros puntos importantes fueron el amor, el compromiso, la sabiduría y la identidad que logró con la gente. Un tipo sencillo, amable, que encantó hasta la persona que menos idea tenía de fútbol. Pero siempre con el verso del hermetismo, de pasar piola (como se dice en Chilito) y nunca contar nada. Su fórmula de estar calladito le resultó y, sobre todo, demostró la lealtad con la dirigencia anterior de Mayne Nicholls.

En definitiva, uno puede decir muchas cosas lindas sobre el “Loco”. Lo importante, para mí, que me devolvió esa alegría de decir que la Roja sí es lo primero, que no importa nada más que Chile, que no estamos para marcar el pasó sino para guiar a la orquesta. Ahora, los jóvenes como Gary Medel, Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Mauricio Isla –entre otros- saben que les tocará guiar a sus compañeros en 2014. Sin embargo, quién es el más idóneo para ocupar este puesto. La verdad, en Sudamérica, nadie.


El “Loco”  nos enseñó mucho, sobre todo, a recuperar la pasión por el fútbol, a dar espectáculo, a jugar de igual a igual y nunca achicarse con el rival, aunque fuese el mejor. No queda otra, hay que sentar cabeza, intentar seguir adelante y a dar vuelta la página, esa que siempre te cuesta hasta encontrar una razón lógica, pero no queda otra.

La moraleja de esta teleserie es fácil: Chile tiene jugadores, se revalorizó y, al final, podemos ir ante cualquiera. Sin embargo, nuestra directiva deja mucho que desear y, claramente, los errores se pagan caro. Quedó demostrado, los 17 millones de chilenos lloran al Loco. Como diría un compatriota de Bielsa, Gustavo Cerati, gracias totales y hasta siempre profe querido.

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