Copa Sudamericana: Cierre de lujo


Por Pablo Provitilo (Desde Buenos Aires, Argentina)


Ya en el tramo final de la X edición de la Copa Sudamericana, un torneo que de a poco intenta abrirse paso entre las competencias más importantes de la región después de la atractiva y extinta Supercopa, 4 grandes equipos dirimirán el torneo cuyo interés primordial -da la sensación- se ciñe más a ingresos económicos y proyecciones futuras (ganarla implica acceder a varios torneos: la Libertadores, la Recopa Sudamericana y la Suruga Bank, todas de 2012), que al prestigio en sí mismo, si bien suma y mucho para el historial obtenerla, lo cual no es poco en este tiempo donde abundan reyes de copas, sueños primermundistas y cierto desprecio a la competencia doméstica según la rueda de las prioridades.

Este año sobran condimentos para catalogarla como uno de los mejores torneos desde su aparición en 2002, habida cuenta de la paridad, los valores de conjunto y la trayectoria de los semifinalistas provenientes de
4 países distintos (Brasil, Argentina, Ecuador y Chile), todos justos vencedores cualquiera sea el desarrollo en el epílogo, aunque con matices de acuerdo con sus recorridos en el certamen. Por ejemplo, solo la Universidad de Chile y Liga de Quito, dirigidos por los argentinos Jorge Sampaoli y Edgardo Bauza respectivamente, disputaron la primera fase, una carga extra que refuerza sus méritos y posiblemente los tonifique de cara al final en función de los esfuerzos consumados. Repasando: los chilenos derrotaron a Fénix (1ª fase), Nacional (2ª fase), con paliza a Flamengo (octavos de final) y con clara superioridad a Arsenal (cuartos de final); mientras que los ecuatorianos superaron a Yaracuyanos (1ª fase), Trujillanos (2ª fase), Independiente (octavos de final) y Libertad (cuartos de final), ratificando la estirpe copera adquirida en los últimos años.


Curiosidades de estos dos equipos, muchas. Liga es el equipo con más semifinales jugadas en la Sudamericana, ganó una final muy recordada ante Fluminense en 2009 (venció 5 a 1 como local pero sufrió para conseguir al título al perder 3-0 de visitante, en la edición de más goles) y tiene una base de futbolistas que conocen la institución y cuentan con roce internacional como Luis Bolaños, Reasco, Bieler, Guagua Barcos, Araujo, entre otros. Por su parte, los chilenos intentarán arribar a la primera final de su historia después de las experiencias en 1996 y 2010. Reúnen importantes chances de conquistar su primer torneo continental a partir de una campaña brillante que contabiliza 7 victorias y 1 empate, con 14 goles a favor ( el goleador hasta aquí del torneo es Eduardo Vargas, de la U) y apenas 1 en contra. Extraordinario, ciertamente. 




Pero no menos derechos ni legitimidad en caso de ganarla le asisten a Vélez, dignísimo representante argentino que sorteó complicados rivales, entre ellos la Universidad Católica, Santa Fe de Colombia y uno local, Argentinos Juniors, en un tipo de duelo -este último- donde los dos equipos se conocen mucho y no siempre corona al mejor; además de padecer ostensibles bajas durante el receso del torneo, dado que ya no tiene al goleador Silva, al cerebro y organizador Maximiliano Moralez y a quien supo desequilibrar y aportar su talento en  momentos oportunos, Ricardo Álvarez. Con la inteligencia de Ricardo Gareca, no obstante, Vélez suplió las ausencias, exhibió momentos de fútbol cohesionado y vistoso (el primer tiempo con los colombianos fue de notable factura) y procurará conseguir el único certamen de cierta relevancia que le falta a sus nutridas vitrinas.

También 
Vasco da Gama buscará inscribir su nombre por segunda vez en el concierto regional, tras la Libertadores ganada en 1998 sobre Barcelona de Guayaquil, oponente ecuatoriano que podría repetirse si vence a la Universidad de Chile y Liga hace lo propio con Vélez. No dispuso de suerte Vasco para sumar otros torneos internacionales como la Recopa, entre 1999 y 2003 no se desarrolló, o la citada Supercopa de los campeones de América, abortada en 1997. Razón de peso, al cabo, para no desaprovechar la oportunidad, robustecido incluso por un técnico sagaz e intuitivo como Cristian Borges, quien condujo al equipo a los primeros planos en el orden local (va segundo, con chances de ser campeón) y continental.



Además se presentan algunas curiosidades en el cuadro de Río de Janeiro, especialmente relativas a los números. En la Sudamericana, por caso, perdió 3 partidos sobre 6, aunque marcó 17 goles, un promedio de 2,5 por partido, cifra que le permitió concretar resultados abrumadores: 8-3 ante Aurora (Bolivia) y 5-2 frente a Universitario (Perú), los dos en condición de local. La estadística particular en la Sudamericana tiene cierto correlato en el torneo local, en el  marco de un mar de números llamativos e imposibles de mensurar ya que no responden a una lógica evidente. Por el Brasileirao, recibió apenas 4 tantos en 17 partidos jugando en Río donde ganó todos sus partidos, es el quinto equipo con más goles a favor y recibió varias goleadas: ante el descendido América, Curitiba, Cruzeiro, Botafogo e Inter. Aún con irregularidad, da pelea en ambos frentes debido a un plantel con varias figuras y referentes (Elton, Dedé, Ever, Nilton, Bernardo) y lo dicho: un entrenador que supo apuntalar futbolísticamente a una de las instituciones prestigiosas de Brasil.


El panorama, de este modo, ofrece un cierre de lujo, contrariamente a lo sucedido en la última edición. La calidad de los contendientes, sus deseos e inevitables presiones, más destellos o fuertes reminiscencias de viejos duelos coperos tornan imprescindible observarlo, cuando se apaga un año de sorpresas, ardores y los clásicos alborotos en esta parte del Sur...

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