Por Jonás
Lolo es único. Es difícil, encontrar en algún club del mundo, un ídolo tan claro, que no divide opiniones, genera dudas ni discusiones. Todos los clubes e hinchas tienen referentes y preferidos, pero si hay que nombrar a uno sólo, al ídolo exclusivo, en el Universo Crema (!), Lol9 recitaremos con convicción, incluso quienes no lo vimos.
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Teodoro Oswaldo Fernández Meyzán nació en Cañete un 20 de mayo de 1913, hace ya 100 años. Jugó los 23 años de carrera en el club de sus amores, Universitario de Deportes. En la “U” marcó 156 goles en 180 partidos, logró seis títulos nacionales y fue siete veces goleador del torneo local. Apodado “El Cañonero”, por su potente disparo, aquel que rompió algún travesaño y dejó marcas en sus rivales. Confeso hincha del club, jugó siempre con amor a su camiseta y rechazó ofertas de equipos del extranjero, incluso rompiendo cheques en blanco.
Es uno de los goleadores históricos de la selección nacional, con 24 tantos en 32 juegos. Además disfrutó el record de haber anotado 5 goles en un solo partido oficial. Jugó para Perú en las Olimpiadas de Berlín en 1936, los Juegos Bolivarianos en 1938 y el Campeonato Sudamericano de Selecciones en 1939, en el que se coronó campeón. Se retiró en 1953, contra el clásico rival, marcando 3 goles ese día.
Su legado es su vigencia. No sólo dio nombre al estadio en Breña, sino que en el Monumental está su imagen siempre presente en las paredes y la tribuna. Cada partido la hinchada lo invoca y con banderas, bombos y cánticos. Hay libros, pinturas, videos, canciones y demás homenajes al ídolo de la redecilla. Es sabido que los hinchas visitan su tumba y le dejan flores y recuerdos. Su legado es la certeza que tenemos los hinchas de que en tiempos como estos, en los que el dinero y la fama son prioridad en el fútbol, Lolo buscaría la gloria por encima de todo con su amada “U”.
Humanizó la identidad de la institución que amó con devoción. Puso cara a lo que significa la “U” y su personalidad, conducta y actitud son ejemplo de lo que es ser hincha genuino del club. Encarnó la garra, siempre caballero, prestancia y presencia dentro y fuera de la cancha. Mostró lealtad e incondicionalidad a su equipo, la camiseta y escudos tatuados en su piel, orgulloso. Lolo fue un ganador, respetado por todos, futboleros o no, hasta por la hinchada rival. Jugó siempre con amor a sus colores.
Falleció el 17 de setiembre de 1996, a los 83 años, pero el espíritu de Lolo es inmortal. Felices 100 cañonero, campeón, goleador, ídolo. Felices 100 Don Teodoro.