A Bolivia sin problemas...




Por los octavos de final de la Copa Sudamericana, Newell's Old Boys en Rosario vapuleó por 6 a 0 al siempre difícil(?) San José de Oruro. Con este resultado, los de Sensini dejan todo listo para ir con tranquilidad a Oruro donde se juega a 3706 metros sobre el nivel del mar, más o menos por donde pichanguea Kaiosama(?).

En el estadio Marcelo Bielsa se deleitaron con los goles de: Schiavi (5 y 34), Formica (26 y 61), el umbrella(?) Estigarribia (60) y Salvatierra (90+2).

La Lepra jugó convencido desde primer minuto, con un despliegue letal por las bandas y así fue como le provocaron más de un dolor de cabeza a la defensa del cuadro boliviano. El gol de Schiavi y luego el tanto anotado por el gato Formica, tras una excelente jugada individual, dejaron sin posibilidad a la defensa visitante y por supuesto al Marco Flores de los bolivianos(?) Padilla. Dos a cero y a aguantar.


Schiavi festeja, hizo doblete el Flaco y se lo dedica a la Bullock(?).

San José buscaba, pero claramente la salida del estadio(?). Newell's fue el claro dominador de la mitad de la cancha y otra vez el 'Flaco' Schiavi facturó para los argentinos. Con un 3 - 0 los rojinegros se iban al descanso.

En el segundo tiempo cuando parecía que se venía una pecheada de NOB(?), los rosarinos salieron a lo mismo y fue así como luego de un desborde de Sperduti, centro al área y Estigarribia de un cabezaso anotaría el cuarto gol.

El quinto gol vendría luego de una jugaba tiki-tiki entre Bernardi y Formica, el cat no perdonó. Finalmente, el pibe Salvatierra luego de una buena jugada colectiva marcaría el sexto y definitivo en tiempo adicional.

Con esta goleada, Newell's suma una racha de 11 partidos sin saber lo que es la derrota, además tiene un pie dentro de los cuartos de final. La vuelta se jugará el jueves 21 de Octubre en el estadio Jesús Bermúdez (Bolivia)

Formaciones:

Newell's: Sebastián Peratta - Agustín Alayes, Rolando Schiavi, Ignacio Fideleff - Luciano Vella, Diego Mateo, Lucas Bernardi, Marcelo Estigarribia - Mauro Formica (Leandro Velázquez, 81) - Mauricio Sperduti (Luis Rodríguez, 74) e Iván Borghello (Daniel Salvatierra, 71). DT: Roberto Sensini.

San José: Eloy Padilla - Alan Loras, Aníbal Medina, Luis Méndez, Ronald Puma (Franklin Herrera, 46) - Damir Miranda, Rolando Ribera, Regis De Souza - Alejandro Bejarano - Oscar Díaz y Aquilino Villalba (Sebastián Molina, 63). DT: Marcos Ferrufino.

Historias Verdaderas. (Segunda Parte)

Medellín es un lugar de gente excepcional, única. Pero hubo un tiempo en que la industria de las drogas se consolidaba y los capos más capos conocían su negocio como la palma de la mano. Medellín lo recibió con aires de hogar, dulce hogar. El fútbol lo había hecho ídolo de la ciudad más convulsionada de Colombia en los años ochenta. ¿Quiénes eran los capos más capos? Pablo Escobar como jefe máximo, Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, y los Hermanos Ochoa (Fabio, Jorge Luis y Juan David. Todos, líderes del Cartel de Medellín. Corriendo alrededor del estadio de Cali fue que lo vio. 



Ya llevaba 4 años en Colombia, jamás lo había visto pero sabía algo sobre él. Sabía que era uno de los dirigentes del Independiente de Medellín y sabía que le decían Robín Hood. Sabía, pero prefería no saber tanto. “Lo recuerdo, pero no mucho”, dice. Corría alrededor del estadio, corría porque jugarían contra el Sao Paulo, corría porque era extranjero y de los siete que había solo tres podían estar en la lista de titulares. Corría porque, María Elena, su esposa le daba fuerzas. Y fue en esa vuelta que el ánimo de los dirigentes que se hallaban en aquella esquina, lo hizo sobreparar, pero no detenerse. Parar lo suficiente como para ser cortés, no cómplice. Eran dos capos de la droga. Uno del Cartel de Medellín y otro del Cartel de Cali, un amigo suyo y un par de conocidos. Uno le dijo “¡Fuerza La Rosa!”, el otro le animó “¡Vamos Tanque!”. Miro y siguió corriendo. Era Pablo Escobar, hincha de Guillermo La Rosa como cualquiera de los casi tres millones de habitantes de Medellín en 1982.

Pablo Escobar con la Libertacup.

Guillermo Claudio La Rosa Laguna se retiró en 1989, jugando para el LDU de Quito, que acaba de salir campeón de la Copa Libertadores 2008. Dejó el fútbol y comenzó el negocio de abarrotes con una tienda en la avenida San Luis a la que llamó “Comercial La Rosa”.La misma tienda que lo llenó de deudas y de tiempos difíciles. “Todo lo que uno pasa es parte del plan de Dios”, dice y yo que soy un pésimo cristiano lo escucho y me río. Ese hombre, con dos mundiales encima y voz suave a pesar de su porte de guardaespaldas me mira y me dice que es cierto. “Me robaron una camioneta nueva del año, tenía menos de un cuarto de kilómetro, eran las 3:30 p.m. y el señor del seguro iba a llegar a las cuatro. Perdí el carro y tampoco entendí qué quería Dios y pude haberme reído como tú ahora, pero me tocaba llorar o esperar”

Y esperó en Dios. Lo veo y no lo creo. Aquel hombre del que me hablaba María Claudia aquella noche, en el bar, no era un fantasma creado por la melancolía, los excesos de alcohol o falta de aire. Ese hombre existía. Aquel hombre era un jugador de fútbol con mil y una experiencias pero tenía algo diferente, no era solo un ex jugador de fútbol: era un tipo sabio, amable, con mucha gracia. Una persona cuya fortaleza es dar conocer sus debilidades. Le decía a María Claudia que no entendía por qué no podíamos ir a un mundial, ella no me respondió pero ahora lo entiendo.

El fútbol no es una cuestión de los pies, sino también de cabeza y corazón. Guillermo sube a su camioneta y yo sólo espero que no sea la última vez que lo vea. “Ahora mi hija Maria Claudia me espera”, me cuenta. Ella está ahí, es la misma de aquella noche. Sonriente pero con menos copas encimas, el cabello lo tiene recogido y las gafas oscuras no permiten ver sus grandes ojos.

Espero que no me haya olvidado.

Esa mañana nunca la olvidaré. Ese día me convertí en un aficionado
del fútbol.