Por Cthulhu.
“Vargas, va Vargas, empuja Vargas, quiere pasar Vargas, sigue Vargas, lucha Vargas, pasó Vargas que bien la hizo Vargas, aquí está el empate, en el área espera Ñol, en el area espera Ñol, está…”, el desenlace de esta narración usted ya se lo debe saber de memoria, porque es la única vez en la historia que usted y su padre (o abuelo) podrán hablar de lo mismo sin remontarse a épocas en las que o era un infante o no estaba ni en planes.
Ese 10 de Septiembre del 2008, es la fecha clave en donde se inmortalizó una jugada que terminó en gol cuando tal vez no debía, que nos arrancó un grito agónico desde las entrañas más profundas del Perú cuando la realidad decía que no debía ser así, porque en el fútbol las cosas son como Dios y la Reina mandan, donde los que tienen las perder pierden y los que tienen las de ganar ganan. Pero esa noche, nadie, ni el más optimista de los aficionados, presentía que Vargas iba arrancar por la izquierda con la bandera en el hombro, porque no muchos lo vieron pero el ‘Loco’ iba con la bandera cargada vestido de blanco y de rojo. Se aferra al balón cual caballo galopante, cual prócer. Cuando sus piernas ya le pedían descanso por el suplicio y por todo el recorrido, levantó la cabeza y se la sirvió a Fano quien no dudó en empujarla para culminar con un Daniel Peredo tal vez fuera de sí mismo. La emoción ya se había apoderado de su ser y gracias al cielo terminó diciendo…
“gooooooooooooooooooooooooooooooool goooooooooooooooooooooooooool goooooooooooooooooooooooooooooooooooooool goooooooooooooooooooooooooooooooooool goooooooooooooooooooooooooool goooooooooooooooool peeeeeruano, con el corazón de Vargas, con los huevos de Vargas, con el empuje de Vargas, con el pundonor de Vargas, con el corazón de todos, lo hizo Vargas, la metió Fano, la metió Fano, pita Amarilla, no merecíamos perder, no merecíamos irnos con las manos vacías, no merecíamos el uno a cero en contra, apareció Fano, apareció Fano en el final, apareció Vargas empujando, tuvo tiempo hasta de sacarse un argentino, tuvo tiempo hasta de empujar a Battaglia, tuvo tiempo hasta para levantar la cabeza, tuvo tiempo hasta para mirar a Fano, y Fano hizo su trabajo, Fano hizo lo que hace un goleador, Fano hizo lo que hace un 9, ahí Fano, en el área Fano, es el mejor final que me ha tocado narrar, PERÚ 1 Argentina 1, comenta después de todas las repeticiones, Alberto Beingolea en CMD”.
Y aunque los argentinos tienen el grito del uruguayo Victor Hugo Morales por el gol de Maradona en el 86, nosotros tenemos este humilde grito de gol de uno bien peruano. Es, sin duda, nuestro grito de guerra. Así que muchas gracias Daniel, gracias por unir a varias generaciones en una sola voz, gracias porque hasta hoy nos podemos emocionar con ese momento tan perfecto y con esa narración tan emotiva, futbolera y eterna que perdurará por siempre en el corazón de todos los peruanos. El segundo himno ya tiene los derechos de autor.
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