Por Pep [@Don_Pep]
colaboración de La Redó
La historia de Valeriano López, el goleador peruano que le dijo que no al propio Santiago Bernabéu e involuntariamente posibilitó la llegada de Alfredo Di Stéfano al Real Madrid.
Aunque la gran mayoría de quienes están aún en el mundo de los vivos jamás haya visto jugar a Alfredo Di Stéfano sin dudas sabe quien es, y, como en una especie de precepto futbolero, lo incluye en la lista de 4 o 5 mejores jugadores de todos los tiempos junto a Pelé, Johann Cruyff, Diego Armando Maradona y, para algunos, también Lionel Messi. Di Stéfano se formó en las inferiores de River, estuvo a préstamo en Huracán, volvió al CARP y fue campeón, brilló por poco tiempo en la Selección Argentina, se fue al Millonarios de Bogotá y finalmente llegó a Real Madrid, donde, a fuerza de Copas de Europa, Ligas, goles y actuaciones extraordinarias forjó su leyenda. El Madrid fue clave para que Di Stéfano implique lo que hoy significa.
Sin embargo, Di Stéfano pudo no haber llegado nunca al Nuevo Chamartín. Conocido es que cuando viajó a España lo hizo con la propuesta firme de jugar para el Barcelona, pero lo concreto es que tenía dos ofertas. Una culé, y otra merengue. Esta última, la que –en situaciones no demasiado claras- finalmente aceptó en realidad había llegado como un plan B de los blancos, pero eso se verá más adelante en este mismo post.
El 4 de mayo de 1926.en la ciudad de Casma, Perú, nació Valeriano López Mendiola, el personaje central de este post. Alto y fuerte, negro, gran cabeceador, Valeriano comenzó jugando en el Firestone de Huacho, y tras una espectacular actuación en un amistoso contra el Sport Boys, con 18 años de edad, fue adquirido por el equipo de El Callao. Con la camiseta rosa el Tanque de Casma, como prontamente fue bautizado, sorprendió desde su presentación y en las tres primeras temporadas que dsiputó (1946, 1947 y 1948) se consagró goleador de cada uno de esos torneos. En total anotó nada menos que 62 goles en 54 partidos jugados. Una verdadera animlada.
Eran tiempos en que el seleccionado de Perú era considerado el cuarto más fuerte de América, por detrás de los 3 grandes continentales. Su liga era fuerte, sobraban goleadores y la técnica incaica era admirada en toda Sudamérica. Con semejantes números no fue llamativo que Valeriano fuera citado al Sudamericano de 1949. Una noche, no se sabe a ciencia cierta por qué causa concreta pero se sospecha que en búsqueda de alcohol, putas, o alcohol y putas, Valeriano se escapó de la concentración. La Federación Peruana lo suspendió por muy goleador que fuera, algo que se ha convertido en casi una tradición en el fútbol peruano.
Suspendido a perpetuidad, y con sólo 23 años, López decidió partir rumbo a Colombia, para ser una joya más de El Dorado, la espectacular liga colombiana que, al no ser parte de FIFA, se había reforzado con los mejores jugadores del continente, especialmente de Argentina y Uruguay. En 1949 fue así que Valeriano fichó por elDeportivo Cali, ya uno de los equipos más potentes de ese fútbol.
En Cali el Tanque de Casma fue Dios. Si bien el Verde no pudo ser campeón (fue 2º en 1949 y 3º en 1950) Valeriano –también apodado La Sombra de los Goleros- la descosió. Tal vez su mejor actuación haya sido el 21 de mayo de 1950 cuando los caleños le metieron un terrible 6 a 1 al mítico Millonarios conocido como El Ballet Azul. Valeriano hizo 3 goles ese día. La gente del Cali lo amaba. Le pedía autógrafos, le ponía Valeriano a sus hijos, las mujeres lo buscaban, le regalaban perico (?) dólares. Valeriano aceptaba todos los cumplidos, y, con los dólares o billetes de cualquier denominación que le obsequiaban armaba terriblescharutos (?) cigarros que fumaba ahí mismo.
Fue en ese entonces, cuando el poderío del peruano ya era conocido fuera de los países en que jugaba que llegó hasta Colombia Santiago Bernabéu, el histórico presidente de Real Madrid. Según confesó alguna vez el futuro estadio (?) su primera opción para llevar a su equipo era Valeriano López. Le ofrecieron el oro y el moro. Mucha, muchísima plata, un contrato de larga duración, casa, auto, perro y esposa bonita (?). Pero Valeriano dijo que no, que no quería estar lejos de su gente, que buscaran a otro.
Ese otro fue Alfredo Di Stéfano, que dijo que sí, claro está. “Fui a buscar a Valeriano, porque jamás había visto un cabeceador tan extraordinario, pero luego volví por Alfredo. Y no me quejo… porque me dio cinco Copas de Europa“, diría varios años más tarde Bernabéu.
Valeriano se cansó de hacer goles en Colombia, metió 43 en 39 partidos, manteniendo el promedio de más de 1 gol por partido que había llevado desde su país natal. En 1951 la Federación Peruana lo indultó y pudo volver a su tierra. Obviamente el regreso fue a su Sport Boys, y acabó con todos los adjetivos elogiosos. Metió nada menos que 31 goles en 16 partidos, casi 2 goles por encuentro (!). Pero además tuvo el enorme placer de ser campeón, y con la adición de la venganza. En 1950 Deportivo Municipal se llevó el torneo peruano sacándole un punto de ventaja a Sport Boys. En 1951 la corona la definieron los mismos rivales que llegaron a la última jornada igualados en puntos.
Antes de arrancar el cotejo Valeriano –primereando a Muhammad Ali y también a Apollo Creed (?)- se acercó a saludar al arquero de Municipal, Luis Suárez, y le advirtió “Ahora te voy a hacer tres goles y voy a ser campeón”. Sport Boys ganó 3 a 2, con, sí, tres tantos de Valeriano. A medida que los iba metiendo le señalaba al arquero los que le faltaban para cumplir la promesa. Dicen que después de convertir el tercero, el Tanque de Casma volvió a acercarse al arquero y le murmuró “Ya cumplí con mi palabra. En adelante puedes atajar tranquilo”. Un crack.
Volvió a la selección peruana y se destacó en el Campeonato Panamericano de 1952 en un 7 a 1 a Panamá en el que metió 5 goles, todos de cabeza… En la selección jugó poco, sólo 7 partidos, en los que marcó 11 tantos.
En 1953 vino a Huracán, pero no rindió conforme su curriculum. #LasuertedeHuracán (?). Entre lesiones y joda, cuenta la leyenda que era impresionante lo que le gustaba escabiar, fumar y garchar, jugó sólo 18 partidos con la camiseta del Globo, aunque se las ingenió para meter 10 goles durante su estadá en Parque Patricios.
Volvió a Perú, pero no a Boys, sino a Alianza Lima, donde estuvo tres temporadas en un muy buen nivel, siendo campeón en 1955 y 1956, y anotando sólo (?) 33 goles en 38 partidos. Pasó en 1957 al Mariscal Castilla, un equipo muy chico, dónde sólo jugó 5 partidos pero metió 4 goles. En 1958 llegó por tercera vez a Sport Boys, pero sus años de gloria ya habían pasado. Más quilombero que nunca, con alguna que otra lesión y poco entrenamiento sólo pudo jugar 10 partidos en 3 años, una decena de partidos en la que de todos modos hizo 7 goles, más de lo que pueden decir muchos delanteros en una centena de presentaciones. En 1961 volvió al Deportivo Cali. Convirtió 4 goles en los escasos 5 partidos que jugó hasta que fue nuevamente suspendido por indisciplina. Esa sanción sería la última de su carrera, ya que con 35 años decidió colgar los botines.
En total, en su carrera en clubes disputó 199 partidos oficiales en los que metió 207 goles, una bestialidad que arroja un impresionante 1,04 de promedio. Es, junto al argentino Bernabé Ferreya y al brasileño Arthur Friedenreich, uno de los únicos tres jugadores americanos que tienen más goles que partidos disputados.
Murió pobre y solitario en El Callao que lo había aclamado tantas tardes en 1994 a los 68 años. Lejos habían quedado los años en que fumaba cigarros armados con dólares y el día en que le dijo que no a Bernabéu y al Real Madrid. Valeriano López, un crack de todos los tiempos, con esa mezcla de talento y cabezatachismo (?) que tanto nos gusta.
Que tal jugador csm!!!! pero fuera de las canchas mas achorado, sexo, alcohol y humo...Un Crá!!!
ResponderEliminar¿La versión de ahora vendría a ser Manco? Hasta en este tipo de jugadores estamos devaluados. Una vergüenza.
ResponderEliminarEl Madrid fue clave para que Di Stéfano implique lo que hoy significa... debe haber sido al revés...
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